Cuando
desperté pensé que todo había sido una horrible pesadilla pero
enseguida me di cuenta de que no era así. Yo no me encontraba en mi
piso sino en una habitación blanca y amplia sin decoración.
Entonces me fijé en una figura junto a la cama y la llamé. Mamá…
Pero
solo fue un pensamiento pues no logré sacar nada de mis labios,
intenté alzarme para volver a casa con mi madre pero no pude
moverme. Pronto me di cuenta de que no podía hacer nada salvo mirar.
Me percaté entonces de que mamá estaba llorando, y mucho. Tenia los
ojos rojos e hinchados y la cara surcada por lagrimas. Era extraño,
en veinticinco años no recuerdo haberla visto llorar nunca, ni
siquiera cuando murió la abuela, pero ahora… parecía llorar por
todas las veces que no lo había hecho. ¿Por
qué?
Entonces
me di cuenta de que podía oír. Se oía un continuo y agudo pitido
cada pocos segundos por toda la habitación.