Leer primero Frío.
Cogió un CD de la
estantería y lo miró durante un rato, comprobando si conocía
alguna canción del grupo que le gustara para ponerlo a sonar, él
entró en la habitación con un vaso de chocolate y la contempló
apoyada en la estantería hasta que lo miró. A ambos les brillaban
los ojos de felicidad. Se sentaron en la mesa del escritorio a
tomarse el chocolate caliente, ella sobre las piernas de él y su
mano rodeándole la cintura dulcemente. Fuera hacía un frío
increíble, parecía que hubiera llegado una nueva glaciación. Era
un frío agudo y doloroso, insoportable para colmo aderezado por un
viento terrible, si alguien saliera a la calle con ese tiempo
probablemente quedaría petrificado. Pero la habitación se había
convertido en un mundo a parte para ellos; un mundo lleno de calor,
risas y felicidad. Aún con la ventana cerrada a cal y canto podrían
llegar a oírse su estrépito fuera. Pasaron una tarde agradable
escuchando música y jugando a vídeo juegos. Él quiso gastarle una
broma pegando sus manos a la helada ventana y luego posándolas en su
cuello, haciéndola estremecer por el frío. Pero no pudo hacerlo, al
acercarse a la ventana vio algo en el callejón al que daba, un
callejón oscuro al que no llega la luz de las farolas de la calle
principal, una figura observa fijamente su ventana, la figura sonríe
y alza la mano, saludándolo.
El se retira, asustado, sabe quién es. Ella se da cuenta de la turbación del chico y se acerca a mirar. No le gusta nada lo que ve. Es esa otra vez, esa que lleva tiempo siguiendo a su chico, acechándolo día y noche. Esa de la que no parece haber manera de deshacerse. Se sienta en la cama, junto a él. Se preguntan cuanto tiempo lleva ahí, por qué insiste en perseguirlo, hablan del miedo que les provoca esa. Él teme que le haga algo a su chica, ella que le haga algo a su chico. Ella decide salir, hablar con esa persona, intentar razonar. Él teme que lo haga pero termina por ceder. ''Solo si llevas un arma'' dice ''por si a caso''. Le deja un abrigo, baja con ella y se encuentran todos en el callejón. La figura aguarda, no se acerca. Ellos juntos, tratan de razonar, de hacerle entender. Ella incluso le ofrece presentarle a alguien más a cambio de que no acose a su chico. La otra niega y ríe escandalosa mente, afirma amarlo de verdad, afirma saber que es lo mejor para él, cree que él la quiere y niega ser una acosadora. Ella está cada vez más nerviosa hasta que explota. Grita y él la sostiene, alegrándose de no haber encontrado la pistola de su padre por ningún lado. Ella se calma y llora, él la abraza, la consuela y le dice a la figura que no podrá se suyo nunca , que solo le pertenece a ella, le recomienda olvidarlo e irse a su casa. ''Hace demasiado frío'' le dice ''deberías ir a calentarte''. Algo le pasa, la acosadora hace un movimiento extraño; saca algo del bolso. Un cuchillo. Retroceden asustados. Balbucea algo y enarbola el arma pero no les ataca a ellos, sino a si misma. Se apuñala el vientre sucesivamente, como si fuera de plastilina. Ella grita y él la abraza más fuerte. La perseguidora yace en el suelo, un hilo de sangre le resbala por el vientre y la entrepierna pero ellos no lo ven. Ya se han ido a casa, horrorizados y sin saber qué hacer, lo mejor será no decir nada.
El se retira, asustado, sabe quién es. Ella se da cuenta de la turbación del chico y se acerca a mirar. No le gusta nada lo que ve. Es esa otra vez, esa que lleva tiempo siguiendo a su chico, acechándolo día y noche. Esa de la que no parece haber manera de deshacerse. Se sienta en la cama, junto a él. Se preguntan cuanto tiempo lleva ahí, por qué insiste en perseguirlo, hablan del miedo que les provoca esa. Él teme que le haga algo a su chica, ella que le haga algo a su chico. Ella decide salir, hablar con esa persona, intentar razonar. Él teme que lo haga pero termina por ceder. ''Solo si llevas un arma'' dice ''por si a caso''. Le deja un abrigo, baja con ella y se encuentran todos en el callejón. La figura aguarda, no se acerca. Ellos juntos, tratan de razonar, de hacerle entender. Ella incluso le ofrece presentarle a alguien más a cambio de que no acose a su chico. La otra niega y ríe escandalosa mente, afirma amarlo de verdad, afirma saber que es lo mejor para él, cree que él la quiere y niega ser una acosadora. Ella está cada vez más nerviosa hasta que explota. Grita y él la sostiene, alegrándose de no haber encontrado la pistola de su padre por ningún lado. Ella se calma y llora, él la abraza, la consuela y le dice a la figura que no podrá se suyo nunca , que solo le pertenece a ella, le recomienda olvidarlo e irse a su casa. ''Hace demasiado frío'' le dice ''deberías ir a calentarte''. Algo le pasa, la acosadora hace un movimiento extraño; saca algo del bolso. Un cuchillo. Retroceden asustados. Balbucea algo y enarbola el arma pero no les ataca a ellos, sino a si misma. Se apuñala el vientre sucesivamente, como si fuera de plastilina. Ella grita y él la abraza más fuerte. La perseguidora yace en el suelo, un hilo de sangre le resbala por el vientre y la entrepierna pero ellos no lo ven. Ya se han ido a casa, horrorizados y sin saber qué hacer, lo mejor será no decir nada.
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